lunes, 28 de marzo de 2011

Siete claves del matrimonio y de la familia cristiana

 Por monseñor José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián

SAN SEBASTIÁN, sábado, 26 de marzo de 2011 (ZENIT.org).-Publicamos la transcripción de la charla impartida por monseñor  José Ignacio Munilla, obispo de San Sebastián, en los diversos encuentros arciprestales con  las familias de la diócesis vasca entre enero y marzo de 2011.
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El matrimonio, camino de santidad

Ciclo de conferencias del Pontificio Instituto Juan Pablo II en Roma
CIUDAD DEL VATICANO, martes 18 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El matrimonio es un auténtico camino de santidad, motivo por el cual el Pontificio Instituto Juan Pablo II para los estudios sobre el matrimonio y la familia ha organizado a partir de enero un ciclo de conferencias sobre "Perfiles de santidad conyugal".
En este ciclo de conferencias se tratarán temas como la fuerza que viene del amor, la fidelidad al amor o testimonios de amor entre otros, acompañados de testimonios de parejas en camino a la santidad.

viernes, 25 de marzo de 2011

Intervención de la Santa Sede en la ONU sobre orientación sexual

Discusión sobre el item 8 de la 16 sesión del Consejo de los Derechos Humanos
GINEBRA, jueves 24 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación la intervención de monseñor Silvano Tomasi, representante permanente de la Santa Sede en la oficina de la ONU en Ginebra, durante la discusión del item 8, “Orientación sexual”, en la XVI Sesión del Consejo de los Derechos Humanos, el pasado martes 22 de marzo.
* * * * *
Señor presidente,
La Santa Sede aprovecha esta oportunidad para afirmar la dignidad y el valor de todos los seres humanos, y para condenar la violencia dirigida contra las personas a causa de sus sentimientos y pensamientos sexuales, o comportamientos sexuales.
También deseamos hacer varias observaciones generales respecto a la “orientación sexual”.
En primer lugar, ha habido una confusión innecesaria sobre el significado del término “orientación sexual,” como puede verse en las resoluciones y en otros textos adoptados dentro del sistema de derechos humanos de la ONU. La confusión es innecesaria porque, en la ley internacional, un término debe ser interpretado de acuerdo con su significado ordinario, a no ser que el documento le haya dado un significado diferente [1] El significado corriente de “orientación sexual” se refiere a los sentimientos y a los pensamientos, no al comportamiento [2].
Segundo, para los propósitos de las leyes de los derechos humanos, hay una diferencia crítica entre sentimientos y pensamientos, por un lado, y comportamiento, por el otro. Un Estado nunca debería castigar a una persona, o privarla del disfrute de ningún derecho humano, basándose sólo en los sentimientos o en los pensamientos de esta persona, incluyendo los sexuales. Pero los Estados pueden, y deben, regular los comportamientos, incluyendo varios comportamientos sexuales. En todo el mundo, hay un consenso entre las sociedades de que ciertos tipos de comportamientos sexuales deben prohibirse por ley. La pedofilia y el incesto son dos ejemplos.
Tercero, la Santa Sede desea afirmar su creencia profundamente sostenida de que la sexualidad humana es un don que se expresa de modo genuino en la entrega completa y para toda la vida de un hombre y una mujer en el matrimonio. La sexualidad humana, como cualquier actividad voluntaria, posee una dimensión moral: es una actividad que pone a la voluntad individual al servicio de un fin; no es una 'identidad'. En otras palabras, procede de la acción y no del ser, incluso aunque algunas tendencias u “orientaciones sexuales” tengan raíces profundas en la personalidad. Negar la dimensión moral de la sexualidad lleva a negar la libertad de la persona en esta materia, y socava en última instancia su dignidad ontológica. Esta creencia sobre la naturaleza humana es también compartida por muchas otras comunidades religiosas y por otras personas de conciencia.
Y finalmente, señor presidente, deseamos llamar la atención sobre una tendencia alarmante en algunos de estos debates sociales: se está atacando a personas por tomar posiciones de no apoyan las conductas sexuales entre presonas del mismo sexo. Cuando ellos expresan sus creencias morales o sus creencias sobre la naturaleza humana, que pueden ser también expresiones de convicciones religiosas, o opiniones del Estado sobre reivindicaciones científicas, son estigmatizados, o peor aún – son vilipendiados y perseguidos. Estos ataques contradicen los principios fundamentales recogidos en tres de las resoluciones del Consejo de esta sesión [3] La verdad es que estos ataques son violaciones de derechos fundamentales, y no pueden justificarse bajo ninguna circunstancia.
Gracias, señor presidente.
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[1] Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, artículo 31(1): “Un tratado deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin” (énfasis añadido). Artículo 31(4): “ Se dará a un término un sentido especial si consta que tal fue la intención de las partes ” Estas reglas de interpretación de los tratados se basan en el derecho internacional consuetudinario, y son aplicables a las “leyes menores.”
[2] Es más, muchas publicaciones han dado definiciones de “orientación sexual”, y todas las que hemos visto son similares: No se refieren al comportamiento; se refieren a los sentimientos y pensamientos sexuales. Por ejemplo:
(1) “la orientación sexual significa la atracción general que uno siente hacia” otra persona o personas. Comisión de Igualdad (Reino Unido); Ver: www.equalityhumanrights.com, en What does sexual orientation mean?
(2) “la orientación sexual debe ser definida generalmente como una preferencia por compañeros sexuales...” International Labour Office, ABC of Women Workers’ Rights and Gender Equality (2ª ed., 2007), p. 167). Una “preferencia” es un estado mental-emocional; no es una conducta.
(3) “la orientación sexual se refiere a la atracción sexual y emocional de una persona hacia las demás...” Amnistía Internacional, Crimes of Hate, Conspiracy of Silence (Amnesty International Publications, Londres, 2001), p. VII (énfasis omitido).
(4) “La 'orientación sexual' se refiere a la capacidad de cada persona de profunda atracción emocional, afectiva y sexual a, y las relaciones íntimas y sexuales….” Asia Pacific Forum, ACJ Report: Human Rights, Sexual Orientation and Gender Identity (15th Annual Meeting, Bali, 3-5 agosto 2010), p. 8.
[3] L-10 sobre la libertad de opinión y expresión; L.14 sobre la libertad de opinión y creencia; L. 38 sobre la lucha contra la intolerancia, la estereotipación negativa y la estigmatización.
[Traducción del inglés por Inma Álvarez] 

martes, 22 de marzo de 2011

Presidente de FIAMC: “Los ginecólogos católicos hoy son auténticos héroes”


Próximo congreso en Roma sobre la dignidad de la Maternidad
BARCELONA, lunes 21 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La Federación Internacional de Médicos Católicos (FIAMC) ha convocado en Roma un Congreso sobre la dignidad de la Maternidad y de los Ginecólogos, que se celebrará en el Instituto Maria SS. Bambina del 31 de agosto al 4 de septiembre próximos.
Este Congreso, el VIII de Ginecólogos Católicos, está organizado por MaterCare International, organización perteneciente a la FIAMC, y tiene el apoyo del Consejo Pontificio para la Pastoral de los Agentes Sanitarios y de la Academia Pontificia para la Vida.
El objetivo de este congreso es por un lado subrayar el valor de la maternidad, y por otro, el papel insustituible de los ginecólogos y personal sanitario en su defensa.
El presidente de FIAMC, el doctor español José María Simón Castellví, explicó a ZENIT que las prioridades de los médicos católicos “son la protección de la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural, la protección de la fertilidad (los hijos son un gran bien), el fomento de una sana antropología entre los esposos y el cuidado de la salud de madres e hijos”.
Los obstetras y ginecólogos, además de las matronas y otro personal sanitario, “son los dedos que tocan el bien de la vida que viene. Están situados en unos momentos clave de los seres humanos. Y pueden hacer mucho bien o mucho mal”, afirmó.
En la presentación del congreso, los ginecólogos católicos son considerados “signo de contradicción en el mundo de la cultura de la muerte”.
“Los ginecólogos católicos son auténticos héroes hoy en día. Están sometidos a grandes presiones. Por desgracia en muchos países "civilizados" es imposible formarse como ginecólogo católico sin practicar abortos”, subrayó el médico español.
“Por desgracia, existen grupos e incluso organismos públicos internacionales que en lugar de fomentar estos bienes apuestan por eliminar a inocentes en el seno materno con excusas que no se sostienen desde la Medicina y que combaten la fertilidad como si este niño fuera un insecto”.
El problema de Occidente, subrayó el facultativo, es “ver la fertilidad como un peligro para la salud personal o social. Y no lo es”.
“En los países desarrollados es necesario un esfuerzo cultural y espiritual para ver las relaciones conyugales y los hijos con un gran don que Dios nos da”, añadió.
Actualmente, afirmó, los principales retos que deben afrontar los ginecólogos católicos es la regulación natural de la fertilidad, la protección de la maternidad, el servicio intenso pero no sustitutivo a los esposos que son infértiles.
Madre en el Tercer mundo
Una de las grandes preocupaciones de la FIAMC y de MaterCare particularmente, explicó el doctor Simón, es que en el Tercer mundo “las madres son poco o mal atendidas sanitariamente”.
“Falta de todo, empezando por personal especializado”, explicó. “En el Tercer mundo se necesitan maternidades y nosotros las estamos construyendo. Ahora estamos construyendo una en Isiolo, Kenia”.
Para el presidente de la FIAMC, uno de los primeros objetivos es el de reducir la mortalidad materna: “Todos los días mueren 1500 madres en el mundo, a menudo solas, en países pobres. No podemos consentir eso”. 
“La Medicina tiene hoy todos los instrumentos para ayudar a madres e hijos sin destruir nada y a nadie. Quizá en Occidente hoy no vemos al hijo como un bien para siempre. Cada ser humano es para siempre”.
Más información: www.fiamc.org

lunes, 21 de marzo de 2011

El no nacido como paciente

Entrevista con José María Pardo, médico y teólogo
PAMPLONA, sábado, 19 marzo 2011 (ZENIT.org).- "En un mismo hospital se abortan fetos de 24 semanas y se salvan prematuros de esa edad en la UCI de neonatos", constata José María Pardo, médico y teólogo de la Universidad de Navarra.
Este sacerdote recoge en el libro "El no nacido como paciente", presentación de las propuestas clave de su tesis, dirigida por el presidente de la Pontificia Academia para la Vida, el obispo Ignacio Carrasco de Paula.
En esta conversación comparte las conclusiones a las que ha llegado en su investigación.
--Su libro plantea una paradoja: los abortos en gestaciones avanzadas y los esfuerzos por salvar prematuros de esa misma edad. ¿Cómo se explica esta contradicción? ¿Qué dice esto de la sociedad actual?
--José María Pardo: No es infrecuente escuchar que los elementos más valorados en la sociedad occidental actual son la eficacia y la estética de la apariencia (el look). Dentro de esta mentalidad del "carpe diem», el no nacido -y más aún si presenta alguna anomalía- puede resultar un "clandestino a bordo», un intruso que molesta y del que hay que desprenderse. Por eso no sorprende que se emplee el conocimiento científico-médico más avanzado para destruir la vida incipiente. Por eso no sorprende que una madre, aun viendo el pequeño cuerpo de su hijo, pueda decidir, ante una discapacidad, cerrar los ojos y abortar. Por eso no sorprende que se empleen grandes cantidades de dinero en repoblar la faz de la tierra de especies animales en vía de extinción, y no se invierta lo suficiente para salvar muchas vidas humanas concebidas no nacidas. En un mismo hospital se abortan fetos de 24 semanas de gestación en una sala de partos, mientras que en la Unidad de Cuidados Intensivos neonatales se intenta salvar prematuros de la misma edad. Es el mundo al revés.
--Uno de sus objetivos es clarificar quién es el nonnato. ¿Se puede considerar al embrión tan humano como cualquier persona nacida?¿Qué implicaciones conlleva esta consideración?
--José María Pardo: Aunque resulte sorprendente, uno de los mayores retos de la Bioética en los umbrales del siglo XXI es buscar y mostrar la evidencia, la realidad. Y en este apasionante desafío quiere participar este libro. Mi intención ha sido atravesar los pocos centímetros de piel que recubren el vientre materno. O dicho con otras palabras, intentar hacerlo trasparente, convertirlo en un útero de cristal. Cuando uno bucea en ese mundo desconocido desde el exterior, se sorprende y se maravilla de la grandeza de la vida en sus primeros pasos. El no nacido no habla como nosotros, no razona como nosotros, no pesa lo que nosotros, pero es exactamente como nosotros: come, oye, sueña, siente dolor, llora, juega, es susceptible de diagnóstico y tratamiento médico, etc. En definitiva, es uno de los nuestros.
--Uno de los apartados habla del sufrimiento del feto. ¿Hay pruebas de que el feto puede padecerlo?
--José María Pardo: El dolor fetal es actualmente objeto de numerosos estudios en el ámbito científico. Es un nuevo desafío de la medicina. Después de una amplia revisión en las principales revistas científicas que tratan este tema, se puede concluir que cada día resulta más evidente que en el segundo trimestre de gestación (desde la vigésima cuarta semana, y muy posiblemente desde la decimosexta) el feto reacciona a estímulos estresantes, que si no se palian pueden causar daños a corto, mediano y largo plazo sobre la función orgánica (problemas cerebrales, cardiovasculares, esqueléticos y viscerales), la nonicepción y el desarrollo neurocomportamental. Afirmar con certeza que en las etapas precoces de la vida humana no está presente la percepción dolorosa, significa desconocer importantes evidencias clínicas y científicas. Además, en caso de duda razonable es preferible aliviar el estrés y el dolor con el empleo de analgesia que exponer al feto a serias lesiones en el futuro.
--Llama la atención su propuesta de considerar al embrión-feto como paciente. ¿Qué consecuencias éticas tiene esta óptica para la responsabilidad del médico?
--José María Pardo: La Obstetricia es el arte y la ciencia de atender a dos pacientes a la vez: el no nacido y la gestante. Lo que he pretendido poner de manifiesto es que en la relación médico-gestante (cónyuge)-concebido la figura del profesional de la salud no es un elemento neutro, sino que juega un papel determinante. Aunque corresponde a los progenitores, en primera instancia, la toma de decisiones para el cuidado de la vida y el bienestar de sus hijos, la labor y la cercanía del médico son necesarias. Su misión es la de ayudar a los padres a que realicen elecciones maduras, libres y responsables sobre la vida prenatal.
--Las técnicas diagnósticas y terapéuticas pueden ser un arma de doble filo cuando se aplican en la medicina prenatal. ¿En qué consiste hacer buen uso de ellas?
--José María Pardo: La diferencia reside entre "conocer para curar o para mejorar las condiciones de salud del feto o de la gestante» y "conocer para desprenderse de lo que no satisface las expectativas de los progenitores». Es muy distinto realizar una ecografía con la intención de abortar si el feto presenta alguna enfermedad, o hacerse una ecografía y continuar el embarazo hasta la muerte natural de esa criatura enferma. Es preciso conocer que en muchos lugares se están individuando los fetos portadores de anomalías no para intentar su curación, sino para poder eliminarlos posteriormente. El diagnóstico prenatal está siendo aplicado como una auténtica modalidad de "policía genética», para individuar y eliminar un feto culpable de estar enfermo o de no cumplir las expectativas que de él esperaban sus progenitores.
--En ocasiones, comunicar a unos padres que su hijo puede padecer alguna malformación, discapacidad o síndrome desemboca en la decisión de abortar. ¿Qué acciones puede realizar el médico para evitarlo (comunicar mejor...)?
--José María Pardo: Ante el diagnóstico de una patología embrio-fetal, la vida prenatal (el embrión, el feto), antes que un caso clínico o un conjunto de síntomas, es un paciente, un tú, frágil, que se encuentra en una situación de necesidad y dependencia. De ahí la necesidad de poner en el centro de la relación la vida humana no nacida, y no la enfermedad. En muchas ocasiones, los agentes sanitarios deberán hacer las veces de "abuelos», ayudando a los progenitores en el proceso de acercamiento-conocimiento de ese hijo enfermo que se aleja de sus expectativas y sueños. Como antes he señalado, la medicina está en condiciones de tratar muchas enfermedades fetales: hipotiroidismo, anemia, arritmias fetales, espina bífida, reflujo vésico-ureteral, hérnia diafragmática, etc. Pero incluso cuando el feto es diagnosticado de una enfermedad incompatible con la vida, la medicina puede hacer algo. Cuando un niño quiere entrar en una habitación oscura se pueden hacer dos cosas: o encender la luz, o cogerle de la mano y entrar con él. La ciencia médica aporta la luz necesaria cuando el médico hace todo lo posible por curar. Cuando no es posible aportar luz a la oscuridad, se coge de la mano y se acompaña: juntos se tiene menos miedo.
--¿Qué actitud hay que tomar ante un feto terminal?
--José María Pardo: No se puede aplicar la frase "no se puede hacer nada». Se le puede acompañar hasta el final natural pre o post-natal, junto a sus padres y familiares, aportándole lo que necesite (analgesia, por ejemplo), sin caer en el exceso terapéutico. El feto terminal es un individuo de la especie humana, uno de los nuestros, que tiene necesidad de morir con dignidad.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Acerca de la Fertilidad Natural

Por Angela Maria Cosentino*
ROMA, martes 8 de marzo de 2011 (ZENIT.org).- La contaminación representa uno de los problemas que afrontar porque influye en el medioambiente, como también en la salud del hombre y de la mujer. Las iniciativas que se anuncian (reducción de las emisiones por parte de industrias, medios de transporte, viviendas) comportan la asunción de nuevos estilos de vida orientados a una “conversión ecológica”, en respuesta al mandato que ha recibido el hombre de ser guardián y responsable de la creación. Comenzando por sí mismo.
Sin embargo, en referencia a la responsabilidad procreativa, es poco visible la reflexión sobre el efecto ecológico devastador de las hormonas anticonceptivas liberadas en el ambiente desde hace 50 años, que contribuyen, entre otras cosas, a la infertilidad masculina en Occidente por la disminución de espermatozoides, como documenta un informe de la Federación Nacional de Médicos Católicos [1]. También sobre la mujer, probablemente por intereses económicos e ideológicos, algunos efectos de la píldora anticonceptiva se ocultan, como también informaciones correctas sobre las alternativas naturales modernas [2].
Aunque no se hayan cumplido las promesas de felicidad anunciadas por la liberación sexual [3], no aparece el coraje de admitirlo y de reconocer, después de más de 40 años, la urgente actualidad de la encíclica Humanae vitae de Pablo VI, en su llamada a no separar el aspecto unitivo de la sexualidad al procreativo. Además, primero la anticoncepción y después la fecundación in vitro han manipulado no sólo la fertilidad sino que también el modo más adecuado de concebir el ser humano y de respetarlo en su preciosa y ontológica dignidad. Esta invitación, después retomada por el futuro beato Juan Pablo II, también hoy nos pide reflexionar sobre la fertilidad no como enfermedad de la que liberarse o derecho al que pretender a toda costa, sino como don y responsabilidad, que libera porque se es responsable de la misma.
La fertilidad, valor humano y social que conocer y custodiar desde la juventud, con los métodos naturales, no se contrapone al amor y a la vida, sino que es un signo biológico de una irreducible diferencia sexual y de una necesaria complementariedad para una riqueza recíproca. El Nuevo Feminismo, a la que nos llama Juan Pablo II, mira a la mujer con esperanza y estupor, porque ella es capaz de “acoger”la humanidad y de contribuir a la recomposición de la separación artificial entre sexualidad y amor, entre amor y vida, que una cultura intolerante con el creador, ha creído “conquistar”, ignorando de esta manera la ecología ambiental y la ecología humana. También Benedicto XVI exhorta al compromiso con una ecología del hombre que respete el derecho a la vida, desde su concepción hasta la muerte natural, para evitar que la conciencia común, perdiendo el concepto de ecología humana, pierda con ella, también el de ecología ambiental.
“Es una contradicción pedir a las nuevas generaciones el respeto al ambiente natural, cuando la educación y las leyes no las ayudan a respetarse a sí mismas. El libro de la naturaleza es uno e indivisible, tanto en lo que concierne a la vida, la sexualidad, el matrimonio, la familia, las relaciones sociales, en una palabra, el desarrollo humano integral [...] Es una grave antinomia de la mentalidad y de la praxis actual, que envilece a la persona, trastorna el ambiente y daña a la sociedad”. [4]
Cincuenta testimonios de mujeres (parejas) y de su fecundidad, expresada también además de la fertilidad biológica, marcada por nuevas y viejas esclavitudes (píldora, fecundación artificial, maternidad subrogada o vientres de alquiler...) lo documentan con optimismo por la vida [5].
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1) P. J. M. S. Castellvì, L’Humanae vitae. Una profezia scientifica, L’Osservatore Romano, 4 de enero 2009 ( sintesi).
2) Los Métodos Naturales son métodos diagnósticos para localizar los días fértiles y no fértiles del ciclo, en base a los indicadores biológicos directamente relacionados con los hormonales. Es importante aprender los modernos Métodos Naturales ( Método de la Ovulación Billings y Métodos Sintotérmicos) de profesionales.  www.confederazionemetodinaturali.it
3) L. Scaraffia, presentación del volumen Custodi e interpreti della vita ( Lateran University Press, 2010), PUL, 18 febrero de 2011.
4) Benedicto XVI, Encíclica Caritas in veritate, 51.
5) Angela Maria Cosentino, Testimoni di speranza. Fertilità e infertilità: dai segni ai significati, Cantagalli, Siena 2008.
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*Ángela Maria Cosentino es bioética y delegada de la Confederación Italiana de los Centros de Regulación Natural y Fertilidad en el Foro de las Asociaciones Familiares. 
[Traducción del italiano por Carmen Álvarez]

martes, 1 de marzo de 2011

Discurso del Papa Benedicto a la Pontificia Academia por la vida

Benedicto XVI recibió a los participantes en la asamblea anual de la Pontificia Academia para la Vida, con su nuevo presidente, el obispo Ignacio Carrasco de Paula. En dicha instancia participa en calidad de miembro del comité directivo Mons. Fernando Chomali, obispo auxiliar de Santiago.
El Papa dijo que el tema que han afrontado estos días, el síndrome post-aborto, "revela la voz irresistible de la conciencia moral, y la herida gravísima que sufre cuando la acción humana traiciona la vocación innata al bien del ser humano, de la que da testimonio".

"En esta reflexión sería útil -subrayó- centrarse en la conciencia, a veces ofuscada, de los padres de los niños, que a menudo dejan solas a las mujeres embarazadas. La conciencia moral (...) tiene el deber de discernir el bien del mal en las diferentes situaciones de la vida, de modo que a partir de este juicio, el ser humano puede orientarse libremente al bien. A quienes niegan la existencia de la conciencia moral del ser humano, reduciendo su voz al resultado de condicionamientos externos o a un fenómeno puramente emocional, es importante reiterar que la calidad moral de la acción humana no es un valor extrínseco, o facultativo y no es ni siquiera una prerrogativa de los cristianos o de los creyentes, sino que es común a todos los seres humanos. En la conciencia moral Dios habla a cada uno e invita a defender la vida humana en todo momento. En este vínculo personal con el Creador se halla la dignidad profunda de la conciencia moral y la razón de su carácter inviolable".

Hablando de los médicos, el Santo Padre señaló que "no pueden abdicar de su grave tarea de defender del engaño la conciencia de muchas mujeres que piensan que el aborto es la solución a las dificultades familiares, económicas, sociales, o a los problemas de salud de su hijo. Especialmente en esta última situación, se convence a menudo a la mujer, a veces los mismos médicos, de que el aborto es no solo una opción moralmente lícita, sino incluso un acto "terapéutico" necesario para evitar sufrimientos al hijo y a su familia, y un "injusto" peso para la sociedad. En un contexto cultural caracterizado por el declino del sentido de la vida, donde se ha atenuado mucho la percepción común de la gravedad moral del aborto y de otras formas de atentados contra la vida humana, los médicos deben tener una fortaleza especial para seguir afirmando que el aborto no soluciona nada, sino que mata al niño, destruye a la mujer y ciega la conciencia del padre del niño, devastando, a menudo, la vida familiar".

"Esa tarea, sin embargo, no corresponde solamente a la profesión médica. Es necesario que toda la sociedad defienda el derecho a la vida del concebido y del verdadero bien de la mujer que, nunca y en ninguna circunstancia, podrá sentirse realizada en la decisión del aborto. Al mismo tiempo, es necesario (...) que no falte la ayuda necesaria a las mujeres que, habiendo recurrido desgraciadamente al aborto, experimentan todo el drama moral y existencial. Hay muchas iniciativas, tanto en ámbito diocesano como de los entes de voluntariado, que ofrecen ayuda psicológica y espiritual para una plena recuperación humana. La solidaridad de la comunidad cristiana no puede renunciar a este tipo de corresponsabilidad".

El Papa se refirió después al segundo tema que han analizado en la asamblea: la utilización de los bancos del cordón umbilical con fines clínicos y de investigación.

"Se trata de aplicaciones clínicas importantes y de investigaciones prometedoras en ámbito científico, pero que para su realización dependen mucho de la generosidad en la donación de la sangre del cordón en el momento del parto y de que las estructuras se adecuen para ello. Os invito por tanto -dijo- a haceros promotores de una solidaridad humana y cristiana verdadera y consciente".

Benedicto XVI advirtió al final de la perplejidad de los investigadores acerca de los bancos privados para la conservación de la sangre del cordón para uso propio. "Esa opción -concluyó-, además de carecer de una real superioridad científica respecto a la donación del cordón, debilita el genuino espíritu de solidaridad que debe animar constantemente la búsqueda del bien común al que, en último análisis, tienden la ciencia y la investigación médica".

La Asamblea de la Pontificia Academia para la Vida se desarrolló en el Vaticano entre el 23 y el 27 de febrero, en la Sala Pablo VI. Mons. Fernando Chomali Garib, obispo auxiliar de Santiago, asistió en calidad de miembro del comité directivo de la Pontificia Academia para la Vida.

Los temas que se trataron en la oportunidad fueron el síndrome post aborto y los bancos de cordones umbilicales. En la galería fotográfica aparece Mons. Chomali junto a Mons. Ignacio Carrasco de Paula, Presidente de la Pontificia Academia para la Vida y el Dr. Munir Farag del Líbano, también integrante del Comité directivo.

Fuente: Servicio Informativo Vaticano


Vaticano, 28/02/2011

Texto completo del discurso