Texto completo. Ante una
plaza repleta recuerda a las familias que hay que 'saber pedir permiso, dar
gracias y pedir perdón'
CIUDAD DEL VATICANO, 29 de diciembre de 2013 (Zenit.org) - En este primer domingo después
del día de Navidad, solemnidad de la Sagrada Familia, el papa Francisco rezó la
oración del ángelus desde la ventana de su estudio en el Palacio Apostólico,
ante una multitud que le atendía en la plaza de san Pedro.
Dirigiéndose a los fieles y peregrinos venidos de todo el mundo,
que le acogieron con un largo y caluroso aplauso, el pontífice argentino les
dijo:
Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!
En este primer domingo después de Navidad, la liturgia nos invita
a celebrar la fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret. De hecho, cada pesebre
nos muestra a Jesús junto a la Virgen y San José en la gruta de Belén. Dios ha
querido nacer en una familia humana, ha querido tener una madre y un padre como
nosotros.
El Evangelio de hoy nos presenta a la Santa Familia en la vía
dolorosa del exilio, buscando refugio en Egipto. José, María y Jesús
experimentan la condición dramática de los refugiados, marcada por el miedo, la
incertidumbre, la incomodidad (cf. Mt 2,13-15.19-23).
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