Hacen falta pastores con
olor a oveja
Por Rocío Lancho García
CIUDAD DEL VATICANO, 22 de marzo de 2013 (Zenit.org) - El padre Ángel Strada, en el
programa Alianza de amor
de la radio del Movimiento Apostólico de Schoenstatt, habla sobre el encuentro
que tuvieron con el cardenal Bergoglio en la reunión anual de sacerdotes de
este movimiento de Argentina y Paraguay, días antes de dar comienzo el
cónclave.
El padre Strada reconoce la gran sorpresa con la que recibieron la
noticia de que el cardenal Bergoglio había sido elegido papa, ya que los medios
de comunicación no le daban como "candidato" por la edad que tiene,
aunque el padre Strada admite que los que le conocen sabían que era un gran
candidato por sus cualidades. "El nombre que él ha elegido ya es un
programa, Francisco fue un Evangelio vivido", dice en la entrevista.
A continuación, cuenta cómo los padres que trabajan en Argentina,
Paraguay y Uruguay se reúnen anualmente, y siempre tienen la inquietud de
invitar a ese encuentro, que dura varios días, a alguna personalidad para
enriquecer, intercambiar y dar a conocer la comunidad de Schoenstatt. Seis
meses antes ya pensaron en el cardenal Bergoglio por el aprecio que le tienen y
porque pensaban que por la edad ya iba a presentar su renuncia. El mismo
cardenal llamó a la comunidad para avisarles que él viajaba al cónclave pero
que el encuentro no se suspendía y que les esperaba el sábado 23 de febrero por
la mañana en la curia de Buenos Aires. "Nos dijo que no iba a dar ninguna
conferencia, que le hiciéramos preguntas y que quería que
intercambiáramos", cuenta.
Una de las preguntas que le hicieron fue qué perfil debería tener
el nuevo papa. El cardenal Bergoglio les respondió: "Les voy a decir cosas
evidentes pero son las cosas en las que yo creo. Primero, tiene que ser un
hombre de oración, un hombre profundamente vinculado a Dios. Segundo, tiene que
ser una persona que cree profundamente que el dueño de la Iglesia es Jesucristo
y no él y que Jesucristo es el Señor de la historia. Tercero, un buen obispo.
Debe ser un hombre que sabe cuidar, acoger, tierno con las personas, que sabe
crear comunión. Y cuarto, debe ser un hombre ahora que ayude a reformar la
Curia". Sin quererlo, continua el padre Ángel, hizo una descripción de sí
mismo. Es "un gran don del cielo que el cónclave le haya elegido",
añade.
Hablando a nivel más personal, Strada cuenta lo que sintió cuando
se despidió de él. "Me preguntó cómo iba la causa de la canonización del
padre Kentenich (fundador del movimiento) y cuando nos despedimos pensé qué
lástima que este hombre no vaya a ser elegido papa, pensando en el impedimento
de la edad, pero ojalá sea alguien como él". Cuenta además cómo el
cardenal Bergoglio bromeó sobre la posibilidad que lo eligieran, "nosotros
le preguntamos como estaba la salud de él por el pequeño problema que había
tenido en las piernas y nos respondió que ya estaba muy bien, un padre le dijo
que tuviera cuidado porque, ya con buena salud, los cardenales le podían elegir
papa, y nos respondió que no nos hiciéramos a esa idea y que ya lo tenía
pensado, que iba a entrar al cónclave con un bastón, y los cardenales pensarán
que a ese viejito no le vamos a elegir nunca".
"Una idea fija que tiene él --continúa narrando el padre
Strada- la expresa con estas palabras: hay que buscar una Iglesia que esté en
la calle. Él piensa que la Iglesia no debe cerrarse sobre sí misma porque se
enferma. Tiene que ir a buscar a los hombre. Dice que nos equivocamos al pensar
que en el rebaño tenemos 99 ovejas y hay una oveja descarriada que está afuera.
Y es exactamente al revés, en el rebaño tenemos una oveja y hay 99 que están
afuera, y el error nuestro es dedicarnos a la única ovejita que tenemos
dentro". Cuenta el padre que a ellos les dijo "hoy no hacen falta
clérigos, no hacen falta funcionarios clericales, hacen falta pastores que
tengan olor a oveja, pastores que estén con las ovejas, que nunca las apaleen
sino que las cuiden con mucho amor".
Finaliza la entrevista hablando del aspecto mariano del santo
padre, que demostró con su primer gesto como pontífice de acudir a Santa María
la Mayor, para hacer una ofrenda con flores a la Virgen, como un niño que le va
a regalar flores a su madre. Y destaca también su labor pastoral y de cercanía
a los hombres cuando dice que la Iglesia tiene que ser tierna y salir a buscar
a los hombres.
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